Fundación Amén Comunicaciones2024-04-252024-04-252023-08-13http://72.167.44.240:4000/handle/123456789/510https://drive.google.com/file/d/1LSSoX_WB4Fzn1ieLjFMbJwc8zVfTc0Z6/view?usp=drive_linkTRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de hoy nos presenta un pasaje monumental, Jesús caminando sobre el agua en el mar de Galilea, en medio de la noche, con vientos contrarios, y los discípulos que estaban en una pequeña barca en medio del mar, en esa madrugada le piden en fe y como una prueba de que Él no es un fantasma, poder caminar sobre el agua. Jesús invita al apóstol Pedro, este se baja de la barca, empieza a caminar efectivamente sobre lo imposible, el agua, un terreno no seguro, y apenas siente miedo, comienza a hundirse, grita desesperado ¡Señor, sálvame! Jesús lo toma, pero le recrimina por su poca fe; al final el mar es calmado, la bonanza y la tranquilidad llegan al entorno de Jesús y de los discípulos en la barca, signo de la Iglesia. Pero saquemos una enseñanza universal para nuestra vida, hoy se nos invita a descubrir el poder de la fe. Vamos a definir la fe a partir de una frase puntual, la fe en la vida, el más grande poder sobre esta tierra, es un caminar hacia Jesús, hacia nadie más. La fe a veces nos implica un caminar sobre el agua, no sobre tierra firme, a veces en medio de la noche y no con la pura claridad del mediodía; muchas veces con vientos contrarios tempestuosos (esto es, no favorables a la vida); pero ese caminar hacia Jesús, es reconocerlo como Salvador, como cuando el apóstol Pedro le dice: ¡Señor, sálvame! Esa fe es un entrar en la comunidad creyente, la barca de la Iglesia, y esa fe al final nos muestra, que el mal, los peligros y las amenazas de vientos huracanados se calman, que el mal ha sido dominado, que viene la bonanza y la tranquilidad sobre nuestra vida. ¿Cuál es el gran desafío que nos presenta aquí el evangelio para la fe personal?, lo señala Jesús cuando dice al apóstol Pedro: “No tengas miedo”, su grito angustiado cuando Pedro se hundía, es simplemente la expresión de angustia profunda, de desesperación total, de alarma inmensa en su vida. Tú y yo hemos sentido no una, sino muchas veces en nuestra existencia, esa experiencia existencial paralizante, desagradable, que nos aparta del proyecto amoroso y luminoso de Dios sobre nosotros, el miedo. Hoy es una invitación a superar los miedos, una invitación a decir, no puede ser que el miedo en la vida me paralice, me bloquee, me haga improductivo para construir, realizar, avanzar, en el proyecto amoroso de Dios sobre mí. Hoy reconoce, que los miedos no sirven para nada, y mira muchas personas en la vida que, en su vejez, en retrospectiva, miran con tristeza su existencia y dicen, el miedo no me dejó desarrollar mis carismas, no me dejó avanzar grandemente. Señor, reconozco que la fe es personal, en la persona divina de Jesús, una adhesión total a Él, como la de Pedro mirando fijamente a Jesús. Reconozco en un segundo momento que la fe es un caminar entre luces y sombras, entre tempestades y aguas calmadas, un caminar sobre terreno firme, la tierra o sobre terreno inseguro, el agua. Reconozco en un tercer momento, que la fe es un poder, una fuerza tan grande, mucho más grande que cualquier poder o realidad humana, que es capaz de transformar lo imposible humanamente en posible. En un cuarto momento, reconozco que la fe es audacia, es entrega de la vida más allá de todo cálculo humano, es confianza inquebrantable en Dios, aunque no me acompañen las seguridades materiales, afectivas o de salud. En un quinto momento conclusivo, reconozco que la fe es sobre todo un don divino, un regalo de Dios para cada día, que hay que pedir con humildad. La fe en un penúltimo momento, es la promesa inquebrantable de Dios, que, aunque todo parezca adverso, Él nos sostiene, Él nos protege, Él no nos abandona. Concluimos en un séptimo momento, diciendo que la fe es la gran bendición, con la que nosotros podemos responder a toda la bendición de Dios en nuestra vida. El justo vivirá por la fe, y la carta a los Hebreos nos dice: “Que el hombre solo agrada a Dios por la fe”. Señor, que mi fe personal uno, caminar en medio del agua; dos, poder y fuerza en la noche, tres, audacia más allá de las tempestades, cuatro, don divino de Dios, promesa inquebrantable de que el Señor no abandona, y bendición para mi vida, me lleven a fortalecer mi fe en este día. Que el Señor te bendiga, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 14, 22-33 Primera lectura del día de hoy 1R 19, 9a.11-13a: Ponte de pie en el monte ante el Señor. En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: -«Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! » Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el vien­to. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Salmo del día de hoy Salmo 84, 9ab-10.11-12.13-14: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. Segunda lectura del día de hoy Romanos 9,1-5: Quisiera ser un proscrito por el bien de mis hermanos. Hermanos: Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén. Evangelio del día de hoy Evangelio según san Mateo 14, 22-33: Mándame ir hacia ti andando sobre el agua. Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípu­los a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mien­tras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: -«¡Animo, soy yo, no tengáis miedo!» Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. » Él le dijo: -«Ven.» Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -«Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: -«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: -«Realmente eres Hijo de Dios.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.Ahuyentar los miedosAmorAumentar la feConfianzaCreerFePerseveranciaReconocer a Jesús como salvadorTransformar lo imposible en posibleBibliaEvangelio¡Supera el miedo!¡No tengan miedo, soy yo!