¡Te dare la llave del reino de los cielos!
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Mateo 16, 13-20
Primera lectura del día de hoy
Lectura del libro de Isaias 22,19-23:
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio:
«Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo.
Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá.
Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.
Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna.»
Salmo del día de hoy
Salmo 138/ 137,1-2a.2bc-3.6.8bc:
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Segunda lectura del día de hoy
Romanos 11,33-36:
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!
¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero9 ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva?
Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Evangelio del día de hoy
Mateo 16, 13-20
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
El les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. »
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
Encontramos en el precioso texto del evangelio de hoy, como la Iglesia fue constituida sobre la fe de unos apóstoles, una fe que se ha conservado a lo largo de 20 siglos, la Iglesia católica no se ha improvisado. De hecho, es la institución desde el punto de vista humano más antigua de la humanidad, que ha pervivido a través de los siglos, en medio de pruebas, dificultades y momentos ciertamente luminosos.
Hoy reconocemos en el Papa Francisco al sucesor del apóstol Pedro y de él hacia atrás se han dado otros 266 pontífices, hasta llegar justo el momento en que Jesús constituye al apóstol Pedro como la roca, el basamento, la piedra sobre la cual se edifica toda la Iglesia, camino de salvación, cuerpo vivo de Cristo, destinada a extender el reino de Dios entre todos los hombres.
Pero descubrimos en el evangelio de hoy una segunda afirmación, además del carácter apostólico de la Iglesia a partir de Pedro y Pablo. Y esta segunda característica es la asistencia por el Espíritu Santo que tienen los apóstoles y sus sucesores. En efecto, cuando Simón Pedro confiesa a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios vivo, Jesús proclamará: “Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso que has dicho no te lo ha revelado la carne humana, sino el espíritu de mi Padre que está en el cielo”. De ahí que confiamos que los juicios y el mensaje de la Iglesia tiene una especial asistencia del Espíritu Santo; ciertamente está conformada por hombres que se pueden equivocar, pero en materia de fe reconocemos que por 2000 años se ha guardado, se ha sostenido ese depósito de la fe, el mensaje evangélico en su esencia.
Pero encontramos un tercer elemento en la reflexión evangélica de hoy, cuando Jesús señala a Pedro como la roca sobre la cual edificará la Iglesia; no existe otra roca y cualquier otra fundación en el paso de los siglos no tiene este sello, esta promesa de bendición que realiza Jesús en la persona de Pedro, cuando le dice: “Que el poder del mal no derrotará, no vencerá a la Iglesia y que además le dará las llaves del reino de los Cielos, y todo lo que sea atado en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que sea desatado en la tierra quedará desatado en el cielo”. Es precisamente sobre un frágil apóstol Pedro, que niega tres veces a Jesús, pero que luego, una vez resucitado el Cristo, le pide la triple profesión de su amor, un amor cualificado: “¿Me amas más que éstos?”; y al final, en la tercera pregunta, Pedro apóstol ya no se apoya en sí mismo, ya no habla desde su ser diciendo: “Yo te quiero, yo te amo, Señor Jesús”, no, por primera vez se confía y se entrega totalmente a Dios, la confianza en Dios es su refugio, ella disipa todo temor y apoyado precisamente en el Señor, le contestará: “Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero”.
Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.