¿Cuál es tu mayor esclavitud?
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
San Juan 8, 31-42
Lecturas del día de Hoy:
Primera Lectura: Dn 3, 14-20.91-92.95: Envió un ángel a salvar a sus siervos.
En aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:
_«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no respetáis a mis dioses ni adoráis la estatua que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompeta, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados al punto al horno encendido, y ¿qué Dios os librará de mis manos?»
Sidrac, Misac y Abdénago, contestaron:
– «Majestad, a eso no tenemos por qué responder. El Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido.»
Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
El rey los oyó cantar himnos; extrañado, se levantó y, al verlos vivos, preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
_«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?»
Le respondieron: -«Así es, majestad.»
Preguntó: «¿Entonces, cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el horno sin sufrir nada? Y el cuarto parece un ser divino.»
Nabucodonosor entonces dijo: – «Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y prefirieron arrostrar fuego antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo.»
Palabra de Dios. Te alabamos Señor
Salmo de Hoy:
Salmo: Dn 3, 52.53.54.55.56:
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito tu nombre santo y glorioso.
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en el templo de tu santa gloria.
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres sobre el trono de tu reino.
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres tú, que, sentado sobre querubines, sondeas los abismos.
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Bendito eres en la bóveda del cielo.
A ti gloria y alabanza por los siglos.
Evangelio de Hoy:
Lectura del Santo Evangelio según San Jn 8, 31-42: Si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
– «Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.»
Le replicaron:
– «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: «Seréis libres»?»
Jesús les contestó:
– «Os aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre.»
Ellos replicaron:
– «Nuestro padre es Abrahán.»
Jesús les dijo:
– «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre.»
Le replicaron:
– «Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios.»
Jesús les contestó:
-«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.»
Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
La primera lectura tomada del libro de Daniel en el capítulo 3, nos muestra como ante la negativa de los tres jóvenes judíos piadosos, Sadrac, Mesac y Abed-nego, la negativa a idolatrar una gigantesca estatua hecha por el rey pagano Nabucodonosor, este decreta que estos jóvenes judíos, más allá de que servían en el palacio con gran profesionalismo, sean condenados a muerte en el horno de fuego ardiente para de alguna manera ejemplarizar, escarmentar a otros que se atrevan a desobedecer las órdenes del rey. En el texto aprendemos que en toda persecución, el que es fiel a Dios, al final sale victorioso, sale triunfante, sale airoso, y lo que muestran los tres jóvenes es la gran libertad interior del creyente que aún en el fuego, (y lo digo de manera simbólica), en el fuego de la persecución o de la tentación se mantiene y se mueve libremente bajo la guía del ángel de Dios como aparece en el texto cuando se habla de que se veía en medio del fuego a los tres jóvenes cantando y aun a una cuarta persona que los acompañaba y que parecía un ángel. Toda una bella metáfora para decirnos que cuando el hombre vive en Dios, cuando su corazón está orientado total y radicalmente a hacer la voluntad de Dios, tiene la libertad gloriosa, como dirá san Pablo de los hijos de Dios, y en esa libertad interior se mueve con pasmosa tranquilidad, más allá de persecuciones porque sabe en quien ha puesto su confianza y sabe por su fe que no será defraudado.
Pero pasemos al evangelio de Juan en el capítulo 8, cuando nos presenta tres claras ideas.
La primera, la invitación a la fidelidad a Dios, con la promesa de que en esa fidelidad conoceremos la verdad y sólo la verdad nos hará libres. Una invitación que hoy, 2000 años después, se nos dirige a cada uno de nosotros.
Pero en un segundo momento encontramos la insistencia en el pecado como fuente de esclavitud y la liberación que Cristo ha obrado como don para la humanidad por su entrega en la cruz.
En un tercer momento descubrimos que la fe no se da simplemente por ser descendencia de Abrahán, por descendencia de raza como lo quería presentar el pueblo de Israel, sino solamente por creer firmemente en Cristo Jesús, el consumador de nuestra fe.
Pero saquemos conclusiones prácticas para nuestra vida a propósito de estos textos, y en una primera descubramos, que sólo somos discípulos de Jesús si aceptamos su Palabra, si permanecemos en ella, si entramos en una comunión de vida con el Maestro. Recuerdo un autor espiritual, Franz Jalics cuando habla: “De que en su vida conoció muchas personas que estaban en las cosas de Dios, pero no necesariamente en Dios”.
Hoy te digo, más allá de exterioridades o de objetos materiales, más allá de cierta ritualidad religiosa ¿estás verdaderamente en Dios, en la paz de Dios?, ¿estás en la libertad de Dios, en la fortaleza de Dios, en la esperanza de Dios? O ¿simplemente estás en cosas y cositas exteriores, pero no vives realmente en Dios?
Una segunda enseñanza conclusiva para nuestra vida es que si conocemos la verdad conoceremos al Dios verdadero por la palabra de Jesús, que es fuente de luz y de revelación, entramos en esa corriente de amor a Dios y al prójimo y entramos en la verdad que nos hace libres. Toda verdad de los hombres obedece a ideologías, a modas culturales o de pensamiento, pero solo en Dios encontramos una verdad de la cual fiarnos, una verdad por la cual seremos iluminados, nunca manipulados y una verdad que nos llevará al camino de la libertad.
En una tercera conclusión y final, descubramos como el pecado es fuente de esclavitud y como el pecado nos cierra el horizonte de la vida. Hoy te pregunto ¿cuál es tu mayor esclavitud?, porque el pecado es la raíz de todas las cadenas humanas. Pensemos en el egoísmo que nos hace esclavos de nosotros mismos, pensemos en la codicia del dinero que nos hace prisioneros de la plata, de tener cosas, pensemos en la gula que nos encadena a la comida, pensemos en el orgullo que nos aprisiona en nuestro ego personal, pensemos en el rencor que nos ata a nuestros resentimientos innecesariamente que nos hacen sufrir, pensemos en la envidia que nos lleva a sufrir los triunfos de los demás y a sentirnos desdichados en la vida. Pensemos en la ira, el carácter iracundo que nos hace prisioneros de nuestro propio mal humor, pensemos en la lujuria que nos encarcela en nuestras pasiones, pensemos en la pereza y la flojera que nos encadena a una vida tibia y muelle y no nos permite volar. Todos estos ejemplos y en la mayoría hablamos de pecados capitales o pecados cabeza, llevan a la gran tragedia de la vida, la tragedia por el pecado y sus consecuencias, la violencia, la guerra, la injusticia, la indiferencia, la división, el encerramiento en nosotros mismos, el enfrentamiento de unos con otros. Todo esto nos impide amar y realizar la gran misión de la vida que el Señor nos ha encargado.
Es que sólo por la libertad del espíritu podemos en verdad conocer la vida en plenitud, pero es paradójico que muchos hombres del siglo XXI, en nombre de su libertad personal, hoy son esclavos de su lujuria, de su gula, de su orgullo, de su codicia de dinero, terminamos esclavos por el pecado. Es paradójico que, aunque el mundo de hoy y como nunca antes, haya negado el pecado, y, sin embargo, hoy como nunca antes, está presente el pecado en el mundo. Y resulta paradójico, finalmente, que donde en los lugares, en los países donde más se ha desbordado la llamada “libertad humana”, es donde más ha crecido el pecado y las esclavitudes personales, por ejemplo: esclavos del licor, de las drogas, la pornografía, esclavos de nuestras depresiones y ansiedades.
Terminaré diciendo que nos equivocamos cuando pensamos que la libertad que la vemos en sentido del mundo es hacer lo que me venga en gana o ser libre frente a otros, cuando la libertad verdadera y en clave evangélica es ser libres frente a nosotros mismos, libres del pecado que nos impide amar.
Que el Señor te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.