¡Hipocresía!
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Mateo 23, 27-32
Lectura del día de hoy
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13:
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animando con tono suave o enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria.
También, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.
Palabra de Dios, Te alabamos Señor.
Salmo del día de hoy
Salmo (139) 138,7-8.9-10.11-12ab:
Señor, tú me sondeas y me conoces.
¿A dónde iré lejos de tu aliento, a dónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú;
sí me acuesto en el abismo, allí te encuentro. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Evangelio del día de hoy
Del santo evangelio según san Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
–¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: «Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, ¡no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas! » Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
La preciosa lectura que nos presenta la carta de Pablo a los tesalonicenses, es un claro recuerdo de los esfuerzos y fatigas del apóstol de los gentiles, que trabajando día y noche para no ser carga para nadie, proclama entre los habitantes y discípulos de Tesalónica el evangelio de Dios. Los coloca como testigos de que el proceder de Pablo con los creyentes ha sido un actuar leal, recto e irreprochable. Por eso todos ellos deben dar gracias a Dios sin cesar, porque han recibido la palabra del Señor que Pablo les ha predicado, y la han acogido no como palabra humana, sino como lo que es en verdad, palabra de sabiduría, palabra divina que permanece operante en medio de todos los creyentes.
En esa línea está el salmo responsorial, cuando nos invita a reconocer que Dios sondea como nadie y conoce nuestro corazón, y que más allá de que nosotros podamos escondernos u ocultar las intenciones del corazón ante la mirada humana, no lo podemos hacer ante Dios, porque si escalamos el cielo, allí está Él, si nos acostamos en el abismo allí lo encontramos, Él conoce como nadie nuestra mirada, nuestra voz y las intenciones profundas de nuestro ser. Esto contrasta profundamente con el evangelio de hoy, cuando Jesús, en la parte final de este durísimo, durísimo capítulo 23 de san Mateo, finalmente vuelve al ataque contra los escribas y fariseos, a los que por undécima vez llama hipócritas y los compara nada menos que con los sepulcros, las tumbas blanqueadas de los cementerios, que por fuera tienen buena apariencia y están hasta adornadas, pero por dentro, como es lo propio de una tumba y de los cementerios, allí solo hay huesos de muertos, podredumbre y malos olores. Así les dice Jesús a los fariseos y a los escribas, por fuera parecen justos, hombres rectos, pero por dentro su corazón es torcido, lleno de maldad, lleno de utilitarismo, de crueldad y de falsedad.
Finalmente hablará de ellos y dirá que edifican sepulcros a los profetas, y aun se atreven a decorar y ornamentar los mausoleos de los hombres justos, dándoselas falsamente de que ellos no habrían sido cómplices en el asesinato de los profetas, pero que al acicalar esas tumbas de sus antepasados que fueron injustos, ellos mismos se vuelven también injustos como sus ancestros.
Hoy, reconozcamos esta verdad lapidaria sobre nuestra vida, una tentación universal de ser como hace 2000 años, hipócritas. Lo vemos todos los días en la gran prensa, en el mundo de los políticos, en el mundo de los empresarios, en el mundo de los influenciadores, en el mundo de los líderes y aún en el mundo de la Iglesia, cuando muchas personas que para nosotros eran importantes, valiosas y dignas de admiración, en el fondo de su corazón, no eran más que tumbas acicaladas, adornadas por fuera, pero llenas de codicias y ambiciones, de podredumbre, y crueldad por dentro. No me cansaré de repetirlo, no valemos lo que valgamos ante la mirada de los hombres, por eso no nos debe preocupar mucho la opinión ajena; valemos lo que somos de cara a Dios y a nosotros mismos.
Esta sociedad de las redes, esta sociedad de las apariencias, esta sociedad de los exitosos, las famosas, las bellas; cuánta falsedad, cuánto fariseísmo, cuánta sorpresa nos llevaremos al final de la vida, porque reconoceremos al iniciar la vida eterna, que muchos importantes de este mundo valían poco menos que una pluma, y muchos insignificantes de esta tierra eran valiosos y muy importantes ante la mirada de Dios.
Que el Señor te bendiga en abundancia en este día y te ayude a vivir con limpieza de corazón y rectitud en el obrar, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.