¡Obedece a Dios antes que al hombre!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO San Mateo 5, 17-19 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9 Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les enseño. Para que cumpliéndolos vivan y entren a tomar posesión de la Tierra que el Señor, Dios de sus padres, les va a dar. Miren, yo les enseño los mandatos y decretos como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumplan en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella. Obsérvenlos y cúmplanlos, pues esa es la sabiduría y la inteligencia de ustedes a los ojos de los pueblos, los cuales cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán: “Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran Nación”. Porque ¿Dónde hay alguna nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor nuestro Dios, siempr e que lo invocamos? Y, ¿ dónde hay otra nación tan grande, que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo les propongo hoy? Pero, ten cuidado, y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos, y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y a tus nietos». Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo de Hoy: Salmo 14 (146-147), 12-13.15-16.19-20 Glorifica al Señor, Jerusalén. Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. Glorifica al Señor, Jerusalén. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza. Glorifica al Señor, Jerusalén. Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. Glorifica al Señor, Jerusalén. Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 5, 17-19 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad les digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos». Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de san Mateo nos presenta una clara y dura enseñanza para los hombres en tiempo de Jesús y para nosotros en el siglo XXI. La primera afirmación que lanza Jesús como una verdadera carga de profundidad es señalar y decir a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley dada por mi Padre Dios a Moisés, o el mensaje enseñado por los profetas, no he venido a abolir esta ley, sino a darle cumplimiento, plenitud”. Y hace una afirmación lapidaria que nos pone a todos a pensar, afirmará diciendo: “Les aseguro que antes pasará y acabará el cielo y la tierra en el que ahora vivimos, antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley”. Cuando hoy nos parece que la Ley de Dios pasó de moda, cuando hoy pensamos que es un criterio subjetivo expuesto por la Iglesia y sus sacerdotes, cuando hoy nos damos leyes al tamaño de nuestras necesidades o mejor, de nuestras comodidades, esta palabra nos interpela y nos muestra que Jesús, lejos de señalar la temporalidad de la ley divina, muestra su eternidad y muestra la capacidad de que esta ley se aplique en todos los tiempos, en todas las culturas, para todas las generaciones humanas. De esta enseñanza descubramos una verdad profunda, la ley de Dios es eterna, no pasa de moda, no es cambiante como las leyes humanas, como la jurisprudencia de las altas cortes en las distintas naciones, la ley de Dios es la misma ayer, hace 20 siglos, hoy y para siempre. Pero, además, distinguimos que la ley de Dios, en un segundo momento es sabía, es lo mejor para el hombre, es una ley perfecta, aunque nos cueste dificultad asumirla y entenderla, en la ley de Dios hay una sabiduría profunda para la vida. A veces esa ley sabia de Dios nos parece contradictoria con nuestros criterios y pareceres humanos, y es ahí cuando recordamos la famosa expresión del apóstol san Pablo cuando afirmará: “Que lo que es sabiduría para el mundo y sus criterios, es necedad para Dios y su inteligencia perfecta, y, al contrario, lo que parece necedad para el mundo es la sabiduría perfecta de Dios”. Hoy te invito para que te sacudas, hoy te invito a que cuestiones la forma en que has vivido y le des una oportunidad en tu racionalidad y en tu corazón a los mandatos de Dios, ellos no buscan imponerte cargas, ellos, por el contrario, son un camino de libertad, y ciertamente, lo reconozco, a veces los criterios de Dios: perdonar al enemigo, amar al que me ofende, bendecir al que me maldice, ayudar a otros sacrificándome a mí mismo. Estos mandatos de Dios parecen ir en contravía, en contradicción con los criterios egoístas, los criterios personalistas del mundo de hoy. Pero reconocemos que, además, uno, de que la ley de Dios es eterna, dos, de que la ley de Dios es sabia y es lo mejor para el hombre, descubrimos en un tercer momento que la ley de Dios es universal. Más allá de la raza, más allá de la lengua que hables, más allá de la latitud geográfica donde vivas y desarrolles tu existencia, la ley de Dios consulta, conoce lo profundo de la naturaleza humana, por eso es universal para todos. Esto no está exento a veces de exigencia, de sacrificio y de cruz, pero así es la ley de Dios, y si hoy hay tanto respeto por las leyes humanas, por las sentencias de los jueces y magistrados, cuanto más respeto por la ley de Dios y que no se nos despache a los creyentes diciendo: es que ese es su discurso de hombre religioso, ese es su discurso como creyente, pero nosotros, en una democracia moderna y neoliberal, proponemos y afirmamos esta ley y esta sentencia. Podríamos entonces, con igual argumento decir, es tu ideología, es tu pensamiento particular que es cambiante y que puede ser engañoso. Mucha razón tiene el apóstol Pedro cuando en el capítulo 5 del libro de los Hechos de los Apóstoles, ante la imposición de las autoridades de Jerusalén, que le dicen al apóstol Pedro: “Te hemos prohibido, junto con los tuyos, anunciar y predicar el nombre de ese Jesucristo”, Pedro responderá: “Sí, sé que me lo han prohibido y sé que me han dado cárcel y sé que me han azotado por anunciar el nombre de ese, como lo llaman ustedes y que yo llamo el Salvador de los hombres. Pero tendré que decirles una verdad suprema, hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Hoy, cuando hay tantas leyes inicuas, malvadas, ilegitimas, aunque tengan apariencia de legalidad, hoy acudo a tu conciencia y a que si eres un profesional de la medicina, por ejemplo, te presentes como objetor de conciencia frente a imposiciones, frente a leyes que destruyen la vida del no nacido, que acaban con la vida de un anciano bajo el argumento de que hay el derecho a morir dignamente, simplemente porque ese anciano no es útil, no es productivo en la sociedad o sus hijos necesitan más tiempo libre para su trabajo y actividades personales. Hoy obedece a Dios antes que a los hombres. Mira la guerra que estamos viviendo, miren los argumentos del pueblo invasor y cada uno desde su perspectiva, dice, que le asiste la verdad, que le asiste la ley. Por el contrario, descubrimos, que, en el pueblo invadido, Ucrania, hay todo el dolor y toda la rabia y la indignación de una verdadera invasión injustificada. Mira como en la guerra, la primera damnificada es la verdad y cómo los poderes políticos, económicos y militares de nuestro mundo, manipulan la verdad, manipulan la ley, manipulan las políticas a su favor, presentando cada uno una verdad amañada. La Verdad suprema no está en los hombres, la verdad suprema está en Cristo y Él mismo se presentó a los suyos diciendo: ¡Soy el camino, soy la verdad!, y luego afirmará: “Sólo por la verdad serán libres”. Señor, que no olvide la parte final del evangelio de hoy, cuando tú mismo adviertes: “El que quebrante uno de estos preceptos o mandatos menores, los del evangelio, y los enseñe así a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los cielos”. Y, por el contrario, promete: “El que cumpla los preceptos y los enseñe de esta manera, los mandatos de Dios, será el más grande, el más importante en el Reino de los cielos”. Que el Señor te ayude a entender que primero está la obediencia a Él, al Dios de la vida y de la verdad, antes que a las verdades aparentes de los hombres. Que el buen Dios te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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