¡El diablo hace las ollas, pero no las tapas!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO San Juan 8, 12-20 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: Dn 13, 41c 62 : Ahora tengo que morir, siendo inocente. En aquellos días, la asamblea condenó a muerte a Susana. Ella dijo gritando: – «Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí.» El Señor la escuchó. Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz: – «¡No soy responsable de ese homicidio!» Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron: – «¿Qué pasa, qué estás diciendo?» Él, plantado en medio de ellos, les contestó: – «Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella.» La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: – «Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano.» Daniel les dijo: – «Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo.» Los apartaron, él llamó a uno y le dijo: – «¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: «No matarás al inocente ni al justo.» Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados.» Él respondió: – «Debajo de una acacia» Respondió Daniel: – «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio.» Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: – «¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?» Él contestó: – «Debajo de una encina.» Replicó Daniel: – «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros.» Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente. Palabra de Dios. Te alabamos Señor Salmo de Hoy: Salmo 23(22), 1-3a.3b-4.5.6: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 8, 12-20 En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la oscuridad y tendrá la luz de la vida”. Los fariseos le dijeron a Jesús: “Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es válido”. Jesús les respondió: “Aunque yo mismo dé testimonio en mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy; en cambio, ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan por las apariencias. Yo no juzgo a nadie; pero si alguna vez juzgo, mi juicio es válido, porque yo no estoy solo: el Padre, que me ha enviado, está conmigo. Y en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio sobre mí”. Entonces le preguntaron: “¿Dónde está tu Padre?” Jesús les contestó: “Ustedes no me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre”. Estas palabras las pronunció junto al cepo de las limosnas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El capítulo 13 del profeta Daniel, es sin lugar a duda, uno de los más impresionantes textos que nos hablan sobre la falibilidad, lo equivocados que son los juicios y la justicia humana, y como Dios al final descubre, desenmascara, desvela las intrigas humanas que se han dado en todas las épocas y en nuestro mundo con mayor fuerza, reconocemos los fallos de la llamada justicia de los hombres. En efecto, en un relato extenso y detallado por demás, se nos habla de la casta Susana, una joven mujer casada con un hombre justo, Joaquín, que había sido educada en la ley de Dios. Por su belleza y víctima tal vez de su hermosura personal, dos viejos jueces, aparentemente prevalidos de la autoridad, de la credibilidad y del reconocimiento que tenían en su pueblo, entre los suyos, atisban, acechan a esta mujer cuando en los jardines de su casa en solitario se baña desnuda y llenos de lujuria, buscan estar sexualmente con ella. Ante el rechazo de esta mujer, salvando su castidad matrimonial, los viejos intrigantes y por pura y dura maldad, la chantajean, la extorsionan, diciéndole: “Si no nos aceptas sexualmente, diremos que has cometido adulterio con un hombre joven, y sabes que la pena que debes de pagar es la ejecución, morir lapidada, morir apedreada, la pena capital”. Susana se siente entre la espada y la pared, pero prefiere ella antes que acceder a las pretensiones sexuales de estos dos viejos sinvergüenzas, ella prefiere ser fiel a Dios y exponerse a la lapidación, el apedreamiento público. Camino a su ejecución, un joven lleno del Espíritu Santo de nombre Daniel, dice: “Que él no puede ser cómplice del delito o del crimen que se va a cometer sobre esta mujer”, y pide una nueva entrevista a sus acusadores, los coloca en lugares independientes y reconociendo la malicia que dan los años y tal vez cierto puesto de autoridad que tenían entre el pueblo, (y a más de que el testimonio de dos hombres se consideraba como creíble y suficiente para ejecutar a una persona), por aparte los interroga y les pregunta ¿dónde fue que esta mujer, Susana fue accedida carnalmente por un joven cometiendo adulterio?. Uno de ellos dirá: “Debajo de un árbol de acacia”, otro dirá: “Debajo de un árbol de encina”. Entrarán inmediatamente en contradicción sus testimonios, se caerá las acusaciones que caían contra ella. E inmediatamente el texto del profeta Daniel nos dice: “Que él lanza un juicio de vida absolviendo a Susana y un juicio de muerte condenando por perjurio, por falso juramento a los dos viejos sinvergüenzas”, un claro abuso de autoridad sobre una persona desvalida. Pero esta historia de hace miles de años y consignada en el Antiguo Testamento, en el libro de Daniel, no es tan extraña a nuestro tiempo, están a la orden del día los escándalos, los juicios contra personas que hemos conocido como dignas, rectas, justas en sus actuaciones. Pero aparecen esos carteles de falsos testigos que señalan y acusan a una persona aquí y allá. Se da en el mundo militar de las Fuerzas Armadas, se da en el mundo de las empresas, el sector privado, se da en el mundo de los gobernantes, la sociedad de los políticos, y se da en el mundo eclesial de la Iglesia, donde no pocos han sido a veces acusados por intrigas internas, envidias internas, celos internos y también por claros abusos de autoridad y animadversión contra hombres o mujeres buenos dentro de la Iglesia. Pero avanzando en este texto, entendamos verdades fundamentales para nuestra vida. La primera, siempre en el mundo, como el trigo y la cizaña habrá inocentes como la casta Susana, y habrán también personas maliciosas, lujuriosas y falsas, como los viejos y “creíbles jueces”, porque prevalidos de la autoridad que tenían, fungían y fingían ante los demás ser personas probas, íntegras, cuando eran todo lo contrario y habían abusado de su poder. Que llamado de atención tan grande justo en esta semana que iniciamos de Pasión o de dolores, cuando Jesús en la próxima semana, la semana Mayor será ejecutado por un abuso de autoridad y como Susana iba a ser ejecutada por un falso testimonio y un abuso de autoridad de aquellos que, repito, fungían ante la sociedad como hombres creíbles. Pero hay una segunda verdad, mi madre recordando a la abuela (la madre de mi madre) decía: “El diablo hace las ollas, pero no las tapas”, queriendo decir que el diablo maquina entrampamientos, falsedades, calumnias, falsos positivos, pero en el fondo al final, cuando se hurga, se investiga con la fuerza y la luz del Espíritu Santo, encontramos que no todas las huellas las deja cubiertas el maligno y que por más que sea astuto, al final se descubre la falsedad, la mendicidad, las intrigas, las envidias con las que han obrado normalmente los acusadores de todos los tiempos. Finalmente, en una tercera enseñanza, encontramos que Dios hace justicia al inocente, desenmascara los juicios inicuos y engañosos de algunos hombres que se dicen a sí mismos prudentes y sabios, y muestran como la justicia humana siempre será falible, pero ante la luz de Dios (y lo vemos en el evangelio de hoy), cuando Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”, es exactamente la luz que tuvo el profeta Daniel, la luz de Dios para que no se cometiera una injusticia, para que no hubiera un abuso de autoridad por parte de aquellos que tenían un reconocimiento social. Y como termina bellamente el texto de Daniel capítulo 13, dirá: “Aquel día se salvó una vida inocente”. Señor, danos la claridad para no dejarnos manipular, engañar por los intrigantes de todos los tiempos, tengamos mucho cuidado con aquellos que se la pasan aquí y allá, supuestamente acusando, denunciando con hipocresía, tal vez están colocando reflectores en otro lugar y desviando la atención como cortinas de humo de su propio pecado personal. Que el Señor nos bendiga en este día. En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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