¡San José!

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REFERENCIA BIBLICA DEL EVANGELIO Mateo 1, 16. 18-21. 24a Primera lectura del día de hoy Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16 En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré des­pués de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre”». «Palabra de Dios. Te alabamos Señor» Salmo del día de hoy Salmo 89 (88), 2-3. 4-5. 27 y 29 R/. Su linaje será perpetuo. Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R/. Su linaje será perpetuo. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades». R/. Su linaje será perpetuo. Él me invocará: «Tú eres mi Padre, mi Dios, mi roca salvadora». Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. R/. Su linaje será perpetuo. Segunda lectura del día de hoy Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22 Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la pro­mesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abra­hán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos». Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que lle­garía a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había di­cho: «Así será tu descendencia». Por lo cual le valió la justificación. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor» Evangelio del día de hoy Del santo Evangelio según San Mateo 1, 16. 18-21. 24a Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Je­sús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Con el carácter de solemnidad litúrgica, la Iglesia en el mundo entero con inmensa alegría, celebra la memoria de San José, esposo de la bienaventurada Virgen María. Pero qué hay detrás de este personaje de quién no se conoce ninguna palabra, ni una sola expresión consignada así en los evangelios, sino que solo nos podemos aproximar a él, a través de sus actitudes, a través de sus respuestas de vida en su peregrinar en la fe. También nos preguntamos, que tiene San José que bajo su custodia están los más grandes patronazgos reconocidos universalmente: patrono de la Iglesia, patrono de los trabajadores del mundo entero, patrono de los padres de familia y en general de los hogares; patrono de los moribundos y de los que están haciendo tránsito a la vida eterna, patrono de los diplomáticos por su prudencia proverbial, patrono de los que tienen sueños porque Dios le habló siempre a través de sueños nocturnos, patrono de la vida religiosa y los contemplativos porque fue hombre de silencio y de vida interior; pero sobre todo reconozcamos en San José, el patrono de las causas imposibles, porque él las abrazó al aceptar a María como esposa y Madre de un hijo en el que él como hombre y desde el punto de vista natural no había tenido, ni tuvo ninguna participación humana. Hoy reconozcamos, que más allá del año especial de San José que se tuvo hace algún tiempo precisamente convocado por el Papa Francisco, descubramos en él, tres condiciones especiales, mensajes actuales para los hombres de hoy. El primero, san José es el hombre orante, de vida interior y en una cultura de tanto ruido y superficialidad, de tantos mensajes y propaganda publicitaria, donde estamos sobre estimulados por mil imágenes y sonidos, cuánta falta nos hace tener vida interior, vida de oración, vida de reflexión, vida de escucha de nosotros mismos. Estoy convencido que un camino cierto de sabiduría humana, es la capacidad de silenciamiento interior y de que el hombre mantenga diálogos consigo mismo, sobre su origen, dónde ha nacido, de dónde viene, sobre su naturaleza, quién es y sobre su destino, hacia dónde va su vida humana. Hoy nos mata la irreflexión, la superficialidad de la vida, la frivolidad en nuestras relaciones que nos hace desasertivos en nuestros conflictos, en nuestras diferencias interpersonales; estoy convencido que una persona de vida interior, de reflexión, de silencio de cara a la palabra de Dios, de cara a la oración personal, de cara a la adoración divina en la naturaleza, de cara a su Eucaristía diaria, es un hombre, una mujer más sabios, más reflexivos, más asertivos en las pruebas y desafíos que le presenta la vida. Pero hay una segunda enseñanza que nos deja san José hoy en su solemnidad litúrgica, José es el peregrino de la fe, que acepta lo imposible desde el punto de vista humano, (la maternidad de María) como decíamos al comienzo de esta reflexión, sin ninguna participación suya desde el punto de vista humano, y José acepta esto y de alguna manera nos invita a cada uno de nosotros a entender que los planes de Dios son incomprensibles para nuestras lógicas humanas y personales y que solo por la fe podemos aceptar lo imposible y asumir muchas situaciones que en la vida nos parecen ilógicas, pero José, san José esposo de la Virgen María, es un buen modelo, un buen ejemplo, es paradigma de aceptar y acoger desde la fe en Dios, todo lo que la vida nos va presentando. La fe es esa luz interior, que te lleva a entender que aunque desde lo humano es difícil asumir una realidad, Dios tiene planes, Dios tiene propósitos con esa situación que ahora vives por más que te parezca absurda, por más que te parezca contradictoria y difícil con tu vida. Finalmente, reconozcamos en san José un hombre trabajador, un hombre guardián y custodio de la Sagrada Familia; un hombre que se santificó en lo cotidiano de su vida ordinaria, ciertamente todo podemos decir de san José, menos que vivió momentos extraordinarios en su vida laboral; allí como artesano de la madera, como carpintero realizó un trabajo que sirvió de manutención para María y para su Hijo Jesús, probablemente enseñó al niño la Torá (la ley judía), probablemente lo acompañó en las grandes fiestas judías especialmente la Pascua en Jerusalén, probablemente le enseñó el respeto a Dios, el escuchar su voz y vivir en la obediencia a los mandatos divinos. Hoy, tú y yo, implorando e invocando la poderosísima intercesión de san José en su solemnidad litúrgica, pidamos ser personas de vida interior orantes, hombres y mujeres de fe, que aceptan lo que humanamente es difícil o casi imposible de comprender y aceptar y que seamos trabajadores, que santifiquemos nuestra vida en lo ordinario, lo cotidiano que realizamos guardando, acompañando nuestras familias. Con todas las fuerzas de nuestro corazón digamos, san José patrono de la Iglesia, de las familias, de los trabajadores, de los hombres, de los moribundos, de los contemplativos, de la vida religiosa, de los prudentes, san José patrono de las causas imposibles ruega, ruega por nosotros. Que el Señor en esta fiesta de San José, te bendiga en abundancia en tu vida, en tu familia y en tus proyectos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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