¡Siete claves para superar conflictos!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 19, 3-12 Lectura del día de hoy Del libro de Josué 24,1-13: En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos, a los jefes, a los jueces y a los magistrados para que se presentasen ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo: -Así dice el Señor Dios de Israel: «Al otro lado del río Éufrates vivieron antaño vuestros padres: Téraj, padre de Abrahán y de Najor, sirviendo a otros dioses. Tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del río, lo conduje por todo el país de Canaán y multipliqué su descendencia, dándole a Isaac. A Isaac le di Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seir, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié a Moisés y Aarón para castigar a Egipto con los portentos que hice, y después os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres, y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con caballería y carros hasta el Mar Rojo; pero gritaron al Señor, y él puso una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después desplomó sobre ellos el mar, anegándolos. Vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé al país de los amorreos que vivían en Transjordania: os atacaron, y os los entregué. Tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé ante vosotros. Entonces Balac hijo de Sipor, rey de Moab, atacó a Israel, mandó llamar a Balaán hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise oír a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y os libré de sus manos. Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó, los amorreos, fereceos, cananeos, hititas, guirgaseos, heveos y jebuseos os atacaron, pero yo os los entregué; mandé pánico ante vosotros, y expulsasteis a los dos reyes amorreos, no con vuestra espada ni con vuestro arco. Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de los que ahora coméis. Palabra de Dios, te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo (136) 135,1.3.16.18.21.22.24: Porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios de los dioses. Porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor de los señores. Porque es eterna su misericordia. Guío por el desierto a su pueblo. Porque es eterna su misericordia. El hirió a reyes famosos. Porque es eterna su misericordia. Dio muerte a reyes poderosos. Porque es eterna su misericordia. Les dio su tierra en heredad. Porque es eterna su misericordia. En heredad a Israel, su siervo. Porque es eterna su misericordia. Y nos libró de nuestros opresores. Porque es eterna su misericordia. Evangelio del día de hoy Del Santo Evangelio según San Mateo 19, 3-12: En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: – ¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo? Él les respondió: “¿No habéis leído que el Creador, en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, ¿y serán los dos una sola carne?” De modo que ya no son dos sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: – ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? Él le contestó: “Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer -no hablo de prostitución- y se casa con otra comete adulterio”. Los discípulos le replicaron: -Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: -No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda con esto, que lo haga. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de hoy, y, dicho sea de paso, se repetirá el próximo miércoles. Nos presenta la perenne reflexión de Jesús, sobre la unidad de la institución matrimonial: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne, y lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. Sin embargo, hoy reconocemos la grande dificultad de los matrimonios de nuestro tiempo, para dialogar, para convivir. Te quiero compartir en este día, siete reglas de sabiduría evangélica, cuando haya conflictos en la relación de pareja, buscando de alguna manera sanar esas relaciones heridas. Primera regla de oro, desarma el corazón. Desconfía de los impulsos de tu naturaleza, que te piden contestar, vengarte, odiar. Cuando vayas a tener un diálogo con cierto nivel de tensión con tu pareja, ora primero a Dios y pide desarmar el corazón; no ir como un campo de batalla a encontrarte con tu cónyuge a quien miras como un adversario, trata de ir sin prevenciones, sin prejuicios. Segunda regla de oro, Pablo en la carta a los Romanos nos dice: “No te dejes vencer por el mal, por el contrario, vence el mal con la fuerza del bien”. Muchas veces las agresiones invitan a contestar con más agresiones, pero la realidad del evangelio, la luz evangélica, nos invita a contestar con silencio los gritos de otra persona o con una mirada apacible, frente a la mirada rabiosa, intolerante de tu cónyuge, es sobre todo una gracia de Dios. ¡Vence el mal con el bien!, ¡vence el desamor con la fuerza del amor! Tercera regla de oro, cuando hay conflictos en las relaciones de pareja, recuerda que el amor lo consigue todo, recuerda la famosa expresión del libro del Cantar de los Cantares: “El amor es más fuerte que la muerte”. Y como dijimos ayer en nuestra reflexión, al enemigo sólo se le vence amándolo, cuando lo amas, deja de ser en tu mente un enemigo, un adversario, un objetivo militar. Cuarta regla de oro, no utilices la violencia, por el contrario, recuerda ese principio evangélico que Jesús nos enseñó, ¡de la no violencia activa!, luego profundizada por Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela y otros líderes del mundo. Hay que romper el círculo vicioso del mal, de la agresión, de la violencia; la violencia es anti-reino, hay que buscar desarmar, hay que buscar desnudar al adversario, pero con la fuerza del amor. Sólo es no violento aquel hombre o mujer fuertes, valientes de corazón, que no buscan humillar o vencer al adversario, sino ganarse su comprensión; ciertamente luchamos contra un argumento injusto, pero no luchamos contra una persona que genera u origina la injusticia, nunca nos iremos contra otro ser humano. La no violencia también nos enseña, que, aunque el sufrimiento es escandaloso, puede educar y transformar completamente nuestra vida. Hay que evitar todo tipo de violencia física y exterior, y de alguna manera hacernos nosotros violencia interior, para rechazar el odio, la agresión de mi cónyuge que está fastidiado conmigo. Hoy pidamos practicar estos principios universales de no violencia. En una quinta regla de oro, reconocemos, que en las relaciones conflictivas sólo queda el camino de la humildad y la mansedumbre, frente al orgullo del agresor, cuando tú eres capaz de decir perdóname o no quiero discutir, o hablemos en otra ocasión, o para pelear se necesitan dos y no quiero pelearme contigo, aprenderemos a desarmar, el odio, la carga emocional negativa, que tenga mi cónyuge, mi pareja. En una sexta regla de oro, recuerda orar por tu adversario, la oración es el poder más grande que Dios ha dado al hombre en esta tierra; ora por aquella persona para que te perdone, para que levante o destruya su muro de prejuicios, para que tienda puentes de comunicación contigo, para que desarme su corazón. Recuérdalo, Dios no es invencible, Dios se deja vencer por la oración humilde, confiada y perseverante. Termino con esta séptima y última regla de oro, y es que el perdón y la reconciliación en las relaciones de pareja, son sobre todo un don de Dios, que se consigue por el silenciamiento de la mente, de los labios, del corazón; de alguna manera ese perdón se consigue, cuando hacemos un ejercicio de comprensión sobre la otra persona, su historia, su genética, sus reacciones. De alguna manera hoy reconoce, que solo Dios y solamente Dios en Cristo Jesús, nos puede ayudar a perdonar las ofensas causadas, donde hubo primero un gran amor por nuestra pareja, por nuestro cónyuge. Que el Señor te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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