¡Dios se manifiesta solo a los humildes!

Abstract

REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 11, 25-27 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: Éx 3, 1-6.9-12: El ángel del Señor se apareció en una llamarada entre las zarzas. En aquellos días, pastoreaba Moisés el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: -Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza. Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: -Moisés, Moisés. Respondió él: -Aquí estoy. Dijo Dios: -No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado. Y añadió: -Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios. Y el Señor le dijo: -El clamor de los israelitas ha llegado a mí y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y, ahora, marcha, te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas. Moisés replicó a Dios: -¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto? Respondió Dios: -Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo de Hoy: Salmo 103(102), 1-2.3-4. 6-7(R. 8a) El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. El Señor es compasivo y misericordioso. El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor es compasivo y misericordioso. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. El Señor es compasivo y misericordioso. Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 11, 25-27: Has escondido estas cosas a los sabios, y se las has revelado a la gente sencilla. En aquel tiempo, Jesús exclamó: -Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús.

Description

TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES ¡Dios se manifiesta solo a los humildes! El evangelio de san Mateo en el capítulo 11, nos presenta una conmovedora oración, que Jesús dirige al Padre Dios, en actitud de profundo agradecimiento a aquel que llama “el Señor del cielo, el Señor de la tierra”, y la causa o el motivo del agradecimiento de Jesús, es “porque la sabiduría del evangelio, los secretos del Reino de los cielos, sólo lo ha revelado a los pequeños y humildes de corazón, y por el contrario, lo ha escondido a los sabelotodo, a los inteligentones, a los entendidos de este mundo, de esta tierra”. Concluirá Jesús esta oración diciendo: “Sí, Padre, así te ha parecido bien”. Hoy descubre que Dios habla preferentemente, o mejor, los pequeños de corazón entienden más claramente, el proyecto de Dios en su vida, que aquellos intelectuales racionalistas, aquellos que se sienten dueños de la verdad, por sus capacidades, por su talento, por su formación académica e intelectual. Pero más allá de esta oración de acción de gracias, donde Jesús señala, “que el proyecto de Dios se revela a los humildes”, lo vemos ratificado en la primera lectura del Libro del Éxodo, en el capítulo 3, cuando Dios señala una misión altísima a Moisés, llamado ¡el hombre más humilde de la tierra! y le da la tarea altísima, “de ser el liberador del pueblo elegido por Dios, el pueblo de Israel”. En efecto, Moisés que era pastor del rebaño de cabras de su suegro Jetró, en la región de Madián, llevó el rebaño más allá del desierto, hasta la montaña de Dios, el monte Horeb; allí el ángel o mensajero del Señor se le apareció en una llamarada de zarzas, (nos dirá el Libro del Éxodo). Pero tal vez lo que más llamó la atención de Moisés, es que la llamarada en medio de las zarzas o chamizos secos, ardían sin terminar de consumirse. Llevado quizás por la curiosidad, Moisés se dice a sí mismo: “Voy a acercarme y a mirar este espectáculo admirable, porque la zarza arde, pero no termina de quemarse”. Al estar allí, siente Moisés que Dios le llama por su nombre, él le responde: “Aquí estoy”, y Dios le dice: “Descálzate, quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es tierra sagrada”. Se manifiesta Dios a Moisés y se presenta, como el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob, el Dios de sus antepasados. Moisés lleno de temor se tapa la cara, porque sabía que nadie podía ver cara a cara a Dios, sin pagar con el precio de su propia vida y morir, y por eso simplemente se cubre su rostro y el Señor le dice: “He escuchado el dolor, el clamor de tu pueblo, de los hijos de Israel, y como los tiranizan los crueles egipcios, y ahora te envío a ti Moisés, al Faraón, para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel, hacia el camino de la libertad”. Moisés que en principio siente un poco de temor ante una misión tan alta, escucha la voz de Dios que le dice: “Yo estoy contigo, Yo te respaldo y te apoyo, y esta señal de la zarza que arde sin consumirse, es precisamente el signo, de que te voy a acompañar, y tu pueblo dará culto en esta montaña, en un tiempo posterior”. El Señor, compasivo y misericordioso como nos lo recuerda el salmo de hoy: “Perdona las culpas del pueblo judío, cura sus enfermedades, los rescata de la fosa del sepulcro, los colma de gracia y de ternura; el Señor Dios que es compasivo y misericordioso, hace justicia al pueblo hebreo y defiende a todos los oprimidos. Enseñó sus caminos, sus designios a Moisés, y mostrará sus hazañas a los hijos de Israel”. Hoy siente, que, aunque no eres Moisés, tienes una alta misión en tu vida y aunque propiamente no veas una zarza de fuego que arde sin consumirse, Dios si sabes leer tu historia, te ha dado suficientes signos para encontrar cuál es tu gran tarea, tu gran misión en la vida, que tiene que pasar por el amor y el servicio a los demás y por el anuncio de la acción salvadora de Dios, en la vida de los hombres. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Citation