¡No tires la primera piedra!
dc.contributor.author | Fundación Amén Comunicaciones | |
dc.date.accessioned | 2024-03-17T22:11:01Z | |
dc.date.available | 2023-07-18T00:37:57Z | |
dc.date.available | 2024-03-17T22:11:01Z | |
dc.date.issued | 2023-03-27 | |
dc.description | TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Es realmente impresionante, la lectura que nos presenta el capítulo 13 del libro de Daniel, hablando de una historia hermosísima, cuya lectura recomiendo ampliamente, la historia de la casta, de la inocente Susana. Descubramos en ella dos actitudes, la maldad de dos viejos pervertidos, que al no acceder a sus pretensiones sexuales, deciden calumniarla y prevalidos de que un doble testimonio obraba como prueba en un proceso, la llevan a una segura muerte, pero también está la otra actitud, la del joven profeta Daniel, que con habilidad e inteligencia solo originada en Dios, desnuda, descubre la maldad de los calumniadores de Susana y muestra su inocencia. Hoy reconozcamos y oremos, por tantos inocentes calumniados, cuando hoy por ejemplo como hace miles de años, el delito sexual es una herramienta política para atacar, desprestigiar, deslegitimar y quitar credibilidad a personas y dañar su buena honra, su reputación. Pero hay una segunda reflexión que nos podemos hacer y es a propósito del evangelio de hoy, donde los escribas preparan una encerrona a Jesús, valiéndose de una mujer sorprendida en adulterio y apoyándose en la ley de Moisés, o ley mosaica, que decía que si una mujer era sorprendida flagrantemente esto es, en el acto mismo del adulterio, debía de morir apedreada. Jesús queda aparentemente en una sin salida, si acusa a la mujer se dirá ¿dónde está su misericordia? y si por el contrario es misericordioso y pide clemencia y perdón para la adúltera, dirán ¿dónde está su obediencia a la ley de Moisés? Pero Jesús, con gran tranquilidad en su reacción primera, no contesta el requerimiento de los escribas, sino que simplemente de rodillas escribe en el suelo, allí reclinado, tal vez con gran señorío y serenidad sobre sí mismo, está mostrando, como la ley humana no deja de ser variable y es como aquella que se escribe con el dedo en la arena y luego la lluvia o el viento se la lleva y solo la ley de Dios tiene consistencia, tiene peso. Otros escrituristas han afirmado, que mientras los escribas, conocedores y peritos expertos en la ley judía, acusaban a la adúltera, Jesús con el dedo inclinado y en el suelo, escribía los pecados precisamente de los acusadores de la mujer. Pero encontramos, una expresión magistral que nos pone a todos a pensar y es que Jesús después de un nuevo requerimiento de los escribas levantará, incorporará su cuerpo y dirá con autoridad, con exousia: “Aquel de ustedes acusadores, que no tenga pecado que le arroje, que le tire la primera piedra a esta mujer”. Es que ellos los escribas, bajo la apariencia de fidelidad a la ley, usan la mujer para esgrimir argumentos y poder atacar a Jesús; y así Jesús simplemente poniéndose por encima de la ley, pone los reflectores precisamente sobre los acusadores de esta mujer y ellos van arrojando las piedras al suelo, nos dirá el evangelista comenzando por los más viejos tal vez con más pecados acumulados. En la escena final del evangelio, se ve claramente a Jesús en soledad con la mujer, cuando Él, le dice de una manera clara: “Dónde están los que te acusan?, ¿dónde están los que te quieren ajusticiar y apedrear? yo no veo a ninguno”, la mujer responde: “Se han ido todos”, y Él le dirá con gran libertad y autoridad: “Si no hay nadie que te acuse de los hombres Yo tampoco te acuso, vete en paz y le pide simplemente de ahora en adelante no peques más”. Descubramos en esta afirmación universal, que estamos llamados a nunca tirar la primera piedra sobre nadie, y a mirar primero la viga que hay en nuestro ojo, antes de mirar, de ver, la viga o la paja, el pequeño sucio que hay en el ojo ajeno. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día y nos ayude a evitar ser jueces de los demás, mirándonos primero a nosotros mismos y te bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. | |
dc.description.abstract | REFERENCIA BIBLICA DEL EVANGELIO Juan 8, 1-11 Lectura del día de hoy Lectura del Libro de Daniel 13,41c 62 En aquellos días, la asamblea condenó a muerte a Susana. Ella dijo gritando: – «Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí.» El Señor la escuchó. Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz: – «¡No soy responsable de ese homicidio!» Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron: – «¿Qué pasa, qué estás diciendo?» Él, plantado en medio de ellos, les contestó: – «Pero, ¿estáis locos, israelitas? ¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella.» La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron: – «Ven, siéntate con nosotros y explícate, porque Dios mismo te ha nombrado anciano.» Daniel les dijo: – «Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar yo.» Los apartaron, él llamó a uno y le dijo: – «¡Envejecido en años y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: «No matarás al inocente ni al justo.» Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados.» Él respondió: – «Debajo de una acacia» Respondió Daniel: – «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios ha recibido la sentencia divina y te va a partir por medio.» Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo: – «¡Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?» Él contestó: – «Debajo de una encina.» Replicó Daniel: – «Tu calumnia se vuelve contra ti. El ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros.» Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión. Según la ley de Moisés, les aplicaron la pena que ellos habían tramado contra su prójimo y los ajusticiaron. Aquel día se salvó una vida inocente. Salmo del día de hoy Salmo 23/ 22 Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. Evangelio del día de hoy Evangelio de Juan 8,1-11: En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: -Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices ?. Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: -El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra. E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oirlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: -Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado? Ella contestó: -Ninguno, Señor. Jesús dijo: -Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más. o bien Jn 8,12-20: Yo soy la luz del mundo. En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar a los fariseos: -Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas. sino que tendrá la luz de la vida. Le dijeron los fariseos: -Tú das testimonio de ti mismo, tu testimonio no es válido. Jesús les contestó: -Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino que estoy con el que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me envió, el Padre. Ellos le preguntaban: -¿Dónde está tu Padre? Jesús contestó: -Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. | |
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dc.subject | Evangelio | |
dc.subject | Biblia | |
dc.subject | San Juan | |
dc.subject | Misericordia | |
dc.subject | Amor | |
dc.subject | Juzgar | |
dc.title | ¡No tires la primera piedra! |
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