¡Descansa solo en Dios!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 11, 28-30 Lecturas del día de hoy: Primera Lectura: Isaías 40, 25-31: El Señor da fuerza al cansado. «¿A quién podéis compararme, que me asemeje?», dice el Santo. Alzad los ojos a lo alto y mirad: ¿Quién creó aquello? El que cuenta y despliega su ejército y a cada uno lo llama por su nombre; tan grande es su poder, tan robusta su fuerza, que no falta ninguno. ¿Por qué andas hablando, Jacob, y diciendo, Israel: «Mi suerte está oculta al Señor, mi Dios ignora mi causa»? ¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído? El Señor es un Dios eterno y creó los confines del orbe. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia. Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido; se cansan los muchachos, se fatigan; los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse. Palabra del Señor. Te alabamos Señor Salmo del día de hoy: Salmo 103/102, 1-2.3-4.8.10: Bendice, alma mía, al Señor. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. Bendice, alma mía, al Señor. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. Bendice, alma mía, al Señor. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestro pecados, ni nos paga según nuestras culpas. Bendice, alma mía, al Señor. Evangelio del día de hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 11, 28-30: Venid a mí todos los que estáis cansados. En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.» Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Con el profeta Isaías aprendimos, que Dios no se cansa, no se fatiga, que es insondable su inteligencia, que Dios da fuerzas al cansado, acrecienta el vigor del inválido; se cansan los jóvenes, se fatigan aún en su juventud y vacilan, pero los que esperan en Dios renuevan sus fuerzas, les nacen alas como de águilas, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse. Es precisamente este mensaje de Isaías, capítulo 40, que nos permite entender el evangelio de hoy, cuando Jesús comprendiendo el peso de la vida que llevaban los hombres sencillos de su pueblo por la carga normativa, sobre todo religiosa, 613 normas, les muestra un yugo más llevadero, más suave y ligero. A veces hay tantas leyes humanas, hay tantos compromisos por cumplir, hay tantos pesos laborales, económicos, financieros, familiares, hay tantas actividades por realizar, que nos descubrimos, nos experimentamos abrumados por los compromisos y el peso de la vida. Jesús, en una preciosa y profunda sabiduría, nos invita a reposar en Él, a poner nuestra vida, nuestros empeños, nuestra alma total solo en Él. Él nos promete descanso, reposo para las fatigas de la vida, de alguna manera abrazar su yugo, es ligero, porque más allá de tantas normativas e imposiciones humanas, lo único que nos pide Jesús, es amar al Padre Dios en el amor concreto que tengamos por el hombre. No se trata de mayor número de leyes, se trata simplemente de poner nuestra confianza en Dios, en quien todo lo podemos y quien verdaderamente nos da descanso. Cuántos agobios en nuestra vida hoy, cuánta obsesión por el descanso de fin de año, de enero, de puentes festivos, de fines de semana o weekend; de alguna manera, esta obsesión por el reposo, el descanso, expresiones coloquiales como el necesito desconectarme, necesito parar por unos días. En el fondo suponen que en el hombre, hay una gran tensión existencial, el responder por su vida, atender su matrimonio, responder por su familia, atender en el trabajo, atender compromisos económicos. El Señor quiere simplificar las cargas de nuestras vidas, quiere invitarnos a buscar el Reino de Dios y su justicia, y lo demás, lo económico, lo material, lo humano, se nos dará por añadidura. Pero el ser humano es terco y a veces buscamos más la añadidura, con desesperación, buscamos dinero, seguridades materiales, prestigio humano y no buscamos lo esencial, construir el reino del amor, el reino de Dios. Hoy Señor, te pedimos danos sabiduría, para comprender qué es esencial en la vida, tantos desvelos, tantos trasnochos en nuestra vida y al final terminamos en una cajita con cenizas o bajo tierra. Señor, danos la capacidad de entender, que en Ti, manso y humilde de corazón, hay una poderosa sabiduría para nosotros descansar, descargar los pesos, a veces insoportables que llevamos en la vida. Que el buen Dios te descanse y te repose en este día y te bendiga, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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