¡Yo pasaré hoy por sus vidas!
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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO
Mateo 12, 1-8
Lecturas del día de Hoy:
Primera Lectura: Éx 11,10-12,14: Mataréis un cordero al atardecer: cuando vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros.
En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del Faraón; pero el Señor hizo que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su tierra.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
-Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y tripas. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y si sobra algo, lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor, de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
Salmo de Hoy:
Salmo 116(115), 12-13. 15-16bc.17-18 (R. 13)
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Evangelio de Hoy:
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 12, 1-8: El Hijo del hombre es señor del sábado.
Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron: -Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.
Les replicó: -¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa.
Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.
Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús.
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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES
¡Yo pasaré hoy por sus vidas!
Todo el misterio y el centro de nuestra fe, se ubica en la llamada Pascua Cristiana, el paso de Cristo de la vida terrenal a la vida con Dios, que en el fondo es una invitación a toda la humanidad para que pasemos de la vida de pecado a la vida de gracia, la vida de amistad con el Señor.
Pero la Pascua cristiana hunde sus raíces en la llamada Pascua judía, donde se celebraba la gran liberación que Israel había obtenido después de más de 400 años de esclavitud, humillaciones, explotación a manos del gran imperio de la época, Egipto.
La primera lectura tomada del Libro del Éxodo, capítulo 11, nos narra precisamente toda esta realidad de la celebración ritual de la llamada Pascua judía, base para la Pascua Cristiana, que es el mismo centro de nuestra fe, ser liberados de manera definitiva, ya no del faraón egipcio; sino del pecado personal, y entrar en la dinámica de una vida nueva.
Pero escuchemos este texto de Éxodo capítulo 11 cuando Moisés y Aarón, que habían hecho muchos prodigios en presencia del faraón, y sin embargo dirá el mismo texto bíblico: “El Señor Dios, se empeñó en que el faraón se obstinara en no dejar marchar, no dejar ir a los hijos de Israel de su tierra”.
Así es como comienza toda la gesta épica, histórica, heroica por demás de la liberación del pueblo hebreo a manos del imperio egipcio.
Nos dirá en un primer momento: “Que el mes en que se celebra la fiesta de Pascua será el principal de todos los meses, el primer mes del año”.
Luego les dirá: “Que el día 10 de ese mes se procurarán un animal (normalmente un cordero o un cabrito), por familia, por casa; y si es demasiado grande, deberán reunirse con otros vecinos para completar el número de personas y comer completo el cordero o el cabrito de Pascua”.
Nos dirá luego: “Que el animal debe ser macho con un año de edad, no debe de tener ningún defecto y debe de ser comido, aunque su preparación es el día 10 del mes de Nisán, debe ser comido el día 14 y allí tomarán la sangre del animal y rociarán las jambas y el dintel de las puertas de las casas, (esto es, las columnas laterales de una puerta y la viga superior de la misma)”.
Dice: “Que esa noche comerán la carne asada a fuego y comerán los panes sin levadura, (esto es, sin fermentar), con hierbas amargas. Todo lo comerán cocido en agua y asado al fuego. La cabeza del cordero, las patas y las vísceras”. Y afirmará: “Que lo comerán con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, recordando la Pascua, el paso del Señor por la vida del pueblo hebreo, y como ellos están de salida en liberación, en camino de libertad”.
Concluirá el texto de Éxodo capítulo 11 diciendo: “Que esa noche de la Pascua, en que comen el cordero de pies con hierbas amargas y pan sin levadura, pasará el Señor y herirá a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Y Dios tomará justicia por toda la dureza de corazón del faraón y de su pueblo, de su ejército”.
Al final dirá este texto hermoso de Éxodo, capítulo 11: “Que la sangre de los corderos será la señal en la casa donde habitan los hebreos, y cuando el ángel exterminador pase, mirará como señal la sangre en las jambas y dinteles de las puertas y pasará de largo, y la plaga exterminadora no tocará a los primogénitos hebreos”.
Concluirá el texto diciendo: “Este día de Pascua judía será un día memorable para ustedes, en él celebrarán fiesta en honor del Señor de generación en generación, como ley perpetua lo festejarán”.
Miles de años después de esta primera Pascua hebrea o judía, nosotros hacemos eco de la misma, en la llamada Pascua Cristiana, de ahí que nuestra celebración siempre busque coincidencia con la Pascua judía, “que los hebreos son nuestros hermanos mayores en la fe, los judíos”, como decía Juan Pablo II. Ya que Jesús nace judío, vive judío y sólo al final de su vida, en su ministerio público, toma distancia de los preceptos y mandatos judíos.
Con razón dirá el salmo de este día: “Alzaré la copa de la salvación invocando el nombre del Señor y reconociendo que no tengo cómo pagar al buen Dios todo el bien que me ha hecho”.
Afirmará el salmista: “Mucho le cuesta a Dios la muerte de sus fieles, pero Él cuida a los que le son fieles. Rompe las cadenas de la esclavitud”.
Pasemos ahora al evangelio de san Mateo, donde nos muestra un episodio pintoresco cuando en día sábado, día sagrado para el pueblo judío, día de descanso que recuerda el día final de la creación cuando Dios descansó, nos dice “que los discípulos de Jesús tenían hambre (y en un recurso simplemente creativo) arrancan espigas de los cultivos y empiezan a comérselas”.
Los fariseos, sin embargo, miran esta actitud de los discípulos de Jesús con suspicacia y simplemente se limitan a cuestionar ¿cómo es que hacen esto en un día prohibido, un día de descanso, el día sábado?
Pero Jesús, con gran libertad interior les dirá ¿qué acaso el rey David, siglos atrás, cuando tuvo hambre y buscando atender su necesidad material, acaso no entró en la casa de Dios en el templo, y comieron de los panes que estaban destinados a la proposición, a la ofrenda sagrada, lo que no estaba permitido para él ni para sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes?
Y por eso Jesús quiere mostrarse: “Que Él está por encima de las leyes rituales y que la ley del sábado tiene que servir al hombre y no el hombre ser esclavo o prisionero de la ley religiosa del descanso en sábado”.
Por eso, al final del evangelio, Jesús dirá a los fariseos: “Si ustedes comprendieran lo que significa la propuesta nueva que Yo hago para los hombres, quiero misericordia antes que sacrificios rituales de animales o cumplimientos de leyes exteriores. Ustedes no condenarían a los inocentes y entenderían que el Hijo del Hombre (y está hablando Jesús de sí mismo, es Señor del día sábado)”.
Hoy reconocemos a partir de estas lecturas, cómo nuestra fe cristiana está unida profundamente a la fe judía y cómo nuestra Pascua Cristiana, que celebramos en la pura Semana Santa en el Triduo de Pascua, es en el fondo una liberación más profunda que la liberación de la esclavitud de Israel a manos del pueblo egipcio y del faraón; es la liberación, en el caso nuestro, del pecado y de toda atadura que hay en nuestra vida.
Hoy pregúntate ¿hay Pascua en tu vida?, ¿hay paso de Dios en tu existencia?, ¿eres una mujer, un hombre nuevo? O ¿se sienten atados por rencores, envidias, egoísmos, orgullo, celos? ¿Te sientes prisionero por tu pecado personal?
Hoy, el texto del Éxodo nos invita a permitir que haya Pascua, pasar, paso de Dios por nuestra vida, haciéndonos hombres y mujeres libres, hombres y mujeres nuevos.
Que el Señor te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.