¡Elige lo mejor!

Abstract

REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 10, 38-42 Lecturas del día de Hoy: Primera Lectura: Gn 18, 1-10a: En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: -Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo. Contestaron: -Bien, haz lo que dices. Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: -Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza. El corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron. Después le dijeron: -¿Dónde está Sara tu mujer? Contestó: -Aquí, en la tienda. Añadió uno: -Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo. Palabra de Dios. Te alabamos Señor. Salmo de Hoy: Salmo 15(14), 2-3a.3bc-4ab.5 (R. cf. 1a) Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino; el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que no presta dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra, nunca fallará. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? Segunda Lectura: Col 1, 24-28: Hermanos: Me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia. Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo. Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida cristiana. Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús. Evangelio de Hoy: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42: En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: -«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: -«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.» Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES ¡Elige lo mejor! La primera lectura tomada del Libro del Génesis en el capítulo 18, nos muestra el valor y el poder de la acogida, un valor humano universal que es premiado por Dios en su justo momento. En efecto, nos presenta el Libro del Génesis: “Cómo Abrahán junto a la Encina de Mamre, en la hora más calurosa del día, alcanza a divisar tres hombres frente a él. Corre al encuentro desde la puerta de la tienda, se posa en tierra y orando a Dios, dice, se ha alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo y atenderé, acogeré, hospedaré a estos tres visitantes, a estos tres peregrinos”. “Trae agua para lavarles los pies, que descansen junto al árbol y a la sombra del mismo. Trae pan para que ellos coman y recobren las fuerzas antes de seguir el camino, y manda con su esposa que les preparen con tres cuartillos de flor de harina, que les preparen unas tortas”. También en un gesto de pura acogida, “escoge un ternero, pide al criado que lo degüelle, lo cocine y lo da también a los tres peregrinos que pasan por la casa de Abrahán”. Al final, su gesto de acogida se ve recompensado, cuando estos misteriosos personajes, después de descansar y comer, le dicen a Abrahán ¿dónde está Sara, tu mujer? Les contesta él: “Está en la tienda”, y ellos le hacen una promesa: “Cuando volvamos, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”. Como estos visitantes eran enviados de Dios y por la acogida de Abrahán, se cumple la promesa y el deseo que siempre tuvo en su corazón de tener descendencia. Pero pasemos al evangelio de san Lucas, que nos muestra de manera impresionante como dos grandes amigas de Jesús, Marta y María de Betania, lo acogen en su casa, una despachándose en el servicio, Marta, y otra escuchándolo atentamente a sus pies, María. Al final descubrimos grandes valores en este encuentro entre Marta y María de Betania y Jesús, el Hijo de Dios. Reconozcamos grandes valores que la Biblia y esta escena evangélica nos presenta. El primero, al igual que en la primera lectura del Génesis está el valor superior de la acogida. En una sociedad donde cada vez es más urbana la población y a veces más desconfiada y recelosa frente a los extraños, la Biblia nos habla del valor de la acogida, en el entendido que al acoger a una persona de afuera podemos estar acogiendo al mismo Dios o a sus mensajeros, como aconteció en la primera lectura. Marta y María, cercanas a Jesús, lo acogen con gran cariño. Pero hay un segundo valor que nos presenta la escena evangélica de hoy, y es el valor de la amistad. Hay una preciosa oración, Marta y María y Lázaro, amigos de Jesús en Betania, que nos muestra el valor supremo de la amistad y que nos recuerda lo que dicen los libros sapienciales: “Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro”. Pero también nos advierte: “Un amigo échatelo probado en el tiempo, de mil, uno, y de cien, ninguno”. Es reconocer que no todos son amigos, porque algunos lo son de ocasión en los tiempos de prosperidad, pero en la adversidad no están con nosotros. Pero además de la acogida y la amistad, está un tercer valor, y es el de la escucha atenta de Jesús, de su Palabra. Como lo hizo María de Betania, que sentada en el suelo a los pies del Maestro, con amor y atención escucha las palabras del Señor. Cuánto necesitamos en nuestro mundo de redes sociales y de tanto ruido, silenciar el corazón y descubrir la palabra mayor. Y decimos palabra mayor porque es la única palabra con sabiduría, con verdad, con poder, a diferencia de las palabras humanas que muchas veces son necias, no son verdaderas y no tienen poder. Somos a veces como “urracas parlanchinas”, hablando aquí y allá, pero sin madurar, ni crecer en sabiduría. Aprendamos la escucha atenta de la Palabra del Señor, como lo hizo María de Betania. Pero en un cuarto valor encontramos el servicio, el que presta Marta, hermana de María, que se pone a la tarea de preparar alimentos, de atender todo en la casa. De hecho, le hace un reclamo a Jesús y le dice: “Dile a María que me eche una mano con el servicio”. En el fondo, tanto la escucha de la Palabra del Señor, propia de María, como el servicio diligente y amoroso propio de Marta, son dos actitudes necesarias y fundamentales en la relación con Jesús. La vida es para servir, y recordamos ese viejo adagio que todos repetimos: “El que en la vida no vive para servir, no sirve para vivir”. La vida es grande cuando la experimentamos como donación y servicio a los demás. Pero en un quinto valor encontramos cómo la mujer es importante en la vida de Jesús. Nos habla de dos hermanas amigas entrañables de Jesús, Marta y María de Betania, donde Él iba a su casa a descansar, a compartir la amistad y a sentir la cercanía, la acogida tan propia de la mujer en sus detalles, en su ternura frente a los hombres. Pero avanzamos en nuestra reflexión y descubrimos un sexto valor y es el de las buenas decisiones, buenas elecciones en la vida. En efecto, Jesús, ante el reclamo de Marta, le dirá: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por tantas cosas en la vida, María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán”. Hoy te invito para que tú elijas lo mejor para tu vida, tal vez lo mejor para tu vida no es esa mujer o ese hombre que empecinada ciegamente, quieres tomar por pareja. Quizás la mejor elección para tu vida no es endeudarte hasta el cuello para tener esa casa, apartamento o carro un poco ostentoso y así presumir frente a tu familia y tus amigos, que tú también puedes tener bienes y propiedades de lujo. La mejor elección en la vida se da cuando le damos el primer lugar a Jesús en nuestro corazón, escuchando atentamente su Palabra, estando cerca de Él, a sus pies, como lo hacía María de Betania. Hoy piensa que muchas decisiones equivocadas de tu vida en el fondo las padeces hoy, decisiones del pasado, decisiones de hace años, hoy las sufres porque elegiste por pareja a quien no era, porque te metiste en deudas que no debías, porque hablaste más de lo que debías de hablar y soltaste la lengua, porque de manera emocional te comprometiste o te metiste en un emprendimiento, una empresa, porque abusaste tal vez de tu salud, porque abusaste en esos años de juventud y ahora pagas con un precio costoso esas decisiones equivocadas, esas elecciones, elecciones erróneas del pasado. Concluyamos nuestra reflexión diciendo en un séptimo y último valor que hay que cuidar las buenas elecciones de la vida y no dejarnos quitar a Dios. En efecto, dirá Jesús a Marta: “María ha elegido la mejor parte y no se la quitarán”. Hoy te pregunto frente a aquellos que te llaman místico, fanática, exagerados, aquellos que miran con sospecha tu búsqueda sincera y afanosa de Dios, buscar la Eucaristía, buscar la lectura de la Palabra. No te dejes quitar, no te dejes robar en el corazón esa buena decisión que has tomado en tu vida, no te dejes robar a Dios de tu existencia. Siete valores fundamentales: la acogida, la amistad, la escucha atenta, el valor del servicio, el valor de la mujer, el valor de las buenas decisiones y el valor de cuidar aquellas buenas elecciones y no dejarnos robar a Dios en nuestra existencia. Qué hermoso pasaje, y hoy te invito para que siempre en tu vida elijas lo mejor, porque tus buenas decisiones del pasado te llevan a un presente tranquilo y sereno. Y tus buenas decisiones de hoy te llevarán a un futuro luminoso, un futuro triunfal. Hoy tú decides como quieres ser tu futuro, elige bien. Que el Señor te bendiga en abundancia en este día. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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