¡Corazón de niños!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 19, 13-15 Lectura del día de hoy Del libro de Josué 24,1-13: En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos, a los jefes, a los jueces y a los magistrados para que se presentasen ante Dios. Josué dijo a todo el pueblo: -Así dice el Señor Dios de Israel: «Al otro lado del río Éufrates vivieron antaño vuestros padres: Téraj, padre de Abrahán y de Najor, sirviendo a otros dioses. Tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del río, lo conduje por todo el país de Canaán y multipliqué su descendencia, dándole a Isaac. A Isaac le di Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seir, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié a Moisés y Aarón para castigar a Egipto con los portentos que hice, y después os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres, y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con caballería y carros hasta el Mar Rojo; pero gritaron al Señor, y él puso una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después desplomó sobre ellos el mar, anegándolos. Vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé al país de los amorreos que vivían en Transjordania: os atacaron, y os los entregué. Tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé ante vosotros. Entonces Balac hijo de Sipor, rey de Moab, atacó a Israel, mandó llamar a Balaán hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise oír a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y os libré de sus manos. Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó, los amorreos, fereceos, cananeos, hititas, guirgaseos, heveos y jebuseos os atacaron, pero yo os los entregué; mandé pánico ante vosotros, y expulsasteis a los dos reyes amorreos, no con vuestra espada ni con vuestro arco. Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de los que ahora coméis. Palabra de Dios, te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo (136) 135,1.3.16.18.21.22.24: Porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor, porque es bueno, Porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Dios de los dioses. Porque es eterna su misericordia. Dad gracias al Señor de los señores. Porque es eterna su misericordia. Guió por el desierto a su pueblo. Porque es eterna su misericordia. El hirió a reyes famosos. Porque es eterna su misericordia. Dio muerte a reyes poderosos. Porque es eterna su misericordia. Les dio su tierra en heredad. Porque es eterna su misericordia. En heredad a Israel, su siervo. Porque es eterna su misericordia. Y nos libró de nuestros opresores. Porque es eterna su misericordia. Evangelio del día de hoy Del Santo Evangelio según San Mateo 19, 3-15: En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: – ¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo? Él les respondió: “¿No habéis leído que el Creador, en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, ¿y serán los dos una sola carne?” De modo que ya no son dos sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: – ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? Él le contestó: “Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer -no hablo de prostitución- y se casa con otra comete adulterio”. Los discípulos le replicaron: -Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: -No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El que pueda con esto, que lo haga. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Ante la actitud negativa de los discípulos que querían alejar a los niños, que espontánea y cariñosamente se acercaban a Jesús, la máxima evangélica no puede ser más clara, dirigida no solamente a los discípulos, sino también a nosotros: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como los niños es el reino de los cielos”. Nos preguntamos ¿qué quiere decir Jesús con esta afirmación?, entendemos que el alma de los niños, pensemos en infantes de seis o siete años, tiene características muy especiales, que nosotros los adultos, nunca debimos de haber olvidado y hoy deseamos recordar. Primera, el niño es por excelencia un alma, un corazón confiado, cree en los adultos, confía en sus palabras; y así se nos invita a nosotros con alma de niños, a ser totalmente confiados en las manos providentes y amorosas del Padre Dios. Hoy tenemos una crisis de confianza, no solamente en las instituciones políticas, económicas, militares, sociales y aun en las instituciones religiosas; sino que también hay una crisis de confianza en las relaciones interpersonales. Aprendamos de los niños a ser confiados y sobre todo confiados en Dios, de quien nos viene toda dádiva, toda bendición. En una segunda característica reconocemos que un niño tiene un alma simple, mira lo esencial de la vida, no establece diferencias, discriminaciones, estratificaciones, como hacemos los adultos por la condición económica, por el color de la piel, por los antecedentes familiares de una persona. Un niño es por excelencia simple, básico, elemental para mirar la vida y los problemas y encuentra a veces respuestas que nos parecen ingenuas, pero ciertamente no se enredan en los atolladeros mentales en los que nos enredamos los adultos. En una tercera característica reconocemos que los niños por excelencia son limpios de corazón, sin malicia, trasparentes, sin la hipocresía, la doblez, el patio trasero que a veces los adultos conformamos o configuramos en nuestras relaciones interpersonales; por delante y con nuestras palabras y gestos decimos, te quiero, te acepto, pero en nuestro corazón no queremos y no aceptamos a otro ser humano. En una cuarta característica, los niños son seres por excelencia abiertos al perdón. Un niño puede discutir con otra persona, pero pasados unos minutos o cuando más un par de horas, el niño jugará alegremente con su hermanito, con su amiguita, porque en él no hay capacidad para guardar memoria de las ofensas, las heridas causadas, como sí lo hacemos los adultos. En una quinta característica reconocemos que el niño es por excelencia un ser alegre, un ser que disfruta lo básico de la vida. Piensa cómo tú y yo, la vida, la adultez del alma, nos ha vuelto más severos, más adustos, más exigentes para disfrutar lo cotidiano de la vida, un amanecer, la lluvia, una conversación simple, un abrazo; olvidando que lo mejor de la vida es gratis, no se tiene que comprar, no hay que pagar por esto en un centro comercial. Terminemos nuestra reflexión con una sexta y última característica reconociendo, que un niño es por excelencia abierto al cariño, completamente permeable al amor. A veces los adultos no sé por qué extraña causa psicológica se cierra al amor, no permite que otra persona entre en su esfera existencial, en su mundo de emociones y sentimientos. Hoy, de los niños de quien Jesús dice ¡Es el reino de los cielos!, aprendamos a ser confiados en Dios uno, simples de corazón dos, limpios y sinceros tres, abiertos al perdón cuatro, alegres en la existencia cinco, y completamente disponibles para recibir el amor seis. El Señor te de alma de niño y te bendiga abundantemente en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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