¡La asunción de la Virgen María!

Abstract

REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Lucas 1, 39-56 Primera lectura del día de hoy Apocalipsis 11, 19a.12,1-6a.10ab: Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.» Salmo del día de hoy Salmo 45/ 44, l0bc.11-12ab.16: De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de ofir. Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. Segunda lectura del del día de hoy 1 Co 15,20-27: Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies. Evangelio del del día de hoy Lucas 1, 39-56: En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -«¡ Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo habla prometido a nuestros padres – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES Con inmensa alegría, la Iglesia hoy celebra el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María. Solemnidad litúrgica definida por el Papa Pío XII en 1950, cuando autoritativamente manifiesta al mundo, que la Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo. ¿Pero qué significa para nuestra vida, esta declaración dogmática que con carácter de solemnidad celebramos hoy en la Iglesia? Reconozcamos cuatro enseñanzas para nuestra vida. La primera, la muerte no es la meta definitiva del hombre, nuestra vida no termina en un cajón, en un cenizario u osamenta, en un cementerio, no, la muerte es tránsito hacia la vida verdadera, hacia la eternidad. De alguna manera la Asunción de la Virgen María, nos abre la esperanza a un futuro lleno de alegría y a reconocer el triunfo sobre el pecado, el mal y la muerte. La Asunción de María nos muestra, que nos espera la gloria con Dios, la verdadera casa, la comunión de amor y de paz con Dios, y nos enseña, que solo en el Señor encontraremos la plena vida. Pero hay una segunda enseñanza, la Asunción de María y la Ascensión del Señor es siempre un camino de crecimiento de su vida, de superación. Ascender, elevación, nos habla a nosotros en la vida de una permanente dinámica de crecimiento espiritual, de saber que cada día que pasa en nuestra existencia, más que acercarnos a la muerte, nos acercamos a la verdadera vida, a la vida eterna con Dios. Este ascenso espiritual se da como María, por la meditación de la Palabra de Dios que Ella guardaba en su corazón, por la obediencia a la voluntad divina cuando Ella se presenta como la esclava del Señor, por la confianza inquebrantable en Dios, cuando Ella reconoce que el poderoso ha hecho obras grandes en Ella, y por la esperanza cierta que siempre tuvo María, más allá de la misma muerte de su propio Hijo Jesús. Es bello esto, la Ascensión es una dinámica en la vida de elevación, Ascensión en Jesús, Asunción en María, siempre superación de la propia vida, no estancamiento personal. Pero hay una tercera enseñanza que nos queda a nosotros de este dogma magnífico de la Asunción de la Virgen, y es reconocer, que Ella desde el cielo es misionera, como los apóstoles enviados en misión a todos los pueblos. María con sus sucesivos mensajes al mundo, con su mensaje de oración, penitencia y conversión, nos invita a perseverar en el amor y la fidelidad a Dios. María es la gran intercesora que tenemos ante Jesucristo, Ella busca de alguna manera que sean cada vez más los que se salven, y por el contrario, cada vez sean menos los que vivan de espaldas a Dios. Esto es hermoso y pidamos a nuestra Madre que interceda siempre por nuestra vida. Concluyamos con una cuarta y última enseñanza y digamos que para cada uno de nosotros, hoy a partir de la meditación de esta fiesta, la muerte no puede ser el fracaso de la vida humana, sino que es simplemente el tránsito hacia la verdadera vida con Dios, como decía la mística Teresita del Niño Jesús, cuando agonizando manifestaba a sus compañeras del Carmelo: “No lloren, no estén tristes por mí, yo no agonizo, yo no muero, yo entro en la verdadera vida”. Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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