¡Fariseos!

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REFERENCIA BÍBLICA DEL EVANGELIO Mateo 23, 1-12 Lectura del día de hoy Del Libro de Rut 2,1-3.8-11; 4,13-17: Noemí tenía, por parte de su marido, un pariente de muy buena posición, llamado Boaz, de la familia de Elimelec. Rut, la moabita, dijo a Noemí: -Déjame ir al campo, a espigar donde me admitan por caridad. Noemí le contestó: -Anda, hija mía. Ella marchó y fue a espigar en las tierras, siguiendo a los segadores. Entonces Boaz dijo a Rut: -Escucha, hija. No vayas a espigar a otra parte, no te vayas de aquí ni te alejes de mis criadas. Fíjate en qué tierra siegan los hombres y sigue a las espigadoras. Yo he mandado a mis criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vete adonde están los botijos y bebe de lo que saquen los criados. Rut se echó por tierra ante él y le dijo: -Yo soy una forastera; ¿por qué te he caído en gracia y te has interesado por mí? -Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con un pueblo que no conocías. Así fue cómo Boaz se casó con Rut. Se unió a ella; el Señor hizo que Rut quedara encinta, y dio a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí: -Bendito sea el Señor, que te ha dado hoy quien responda por ti. El nombre del difunto se pronunciará en Israel. Y el niño te será un descanso y una ayuda en tu vejez; pues te lo ha dado a luz tu nuera, la que tanto te quiere, que te vale más que siete hijos. Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas le buscaban un nombre, diciendo: – ¡Noemí ha tenido un niño!, y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David. Palabra de Dios, Te alabamos Señor. Salmo del día de hoy Salmo (128) 127, 1-2.3.4.5: Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. ¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Evangelio del día de hoy Del Santo Evangelio según San Mateo 23, 1-12: En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.

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TRANSLITERACIÓN REFLEXIÓN PADRE CARLOS YEPES El evangelio de san Mateo presentado por la liturgia en este día, reconocemos como los grandes antagonistas de Jesús fueron los fariseos. Jesús fue misericordioso con el pobre, el pecador, los niños, sus discípulos, su familia, todos en general, pero Jesús no pudo, no pudo tener una buena relación con los fariseos, es que en ellos habían características muy especiales con las cuales Jesús en su corazón íntegro, sincero y recto, no podía. Una primera característica de los fariseos es que se escudan en su aparente religiosidad o en su aparente piedad. Una segunda condición es que ellos se apoyaban o sostenían en la institución religiosa del judaísmo de su tiempo, por eso desde ahí hostigaban, porque se sentían protegidos. Una tercera característica de los fariseos es que eran cultivadores por excelencia del ritualismo, de las apariencias, de los formalismos, de la exterioridad. En una cuarta condición farisea les encantaba fungir como maestros, dueños de la moral, dueños de la verdad y hasta dueños de la ley de Dios, que decían como se debía conocer, interpretar y aplicar. En una quinta característica de los fariseos, ellos son jueces implacables de las conductas de los demás, pero no miran sus grandes incoherencias. En una sexta y última característica de los fariseos, ellos eran amigos de honores, de privilegios humanos y de reconocimientos sociales. Esta condición cultural y antropológica de los fariseos, no solamente se da hace 2000 años, sino hoy también encontramos muchas personas dentro de la Iglesia, fuera de la Iglesia, en todos los estamentos sociales, políticos, culturales que tienen esta inclinación antropológica de alguna manera sentirse mejores y distintos a los demás y fungir como jueces de los otros. Hoy, en el evangelio Jesús nos presenta un juicio claro y severo, un juicio contundente contra los fariseos, y les dirá a sus discípulos y al pueblo en general: “Cumplan lo que los fariseos dicen, pero no hagan ni vivan como ellos viven o como ellos hacen”. Y Jesús de alguna manera reconoce, que ciertamente hay sabiduría en las palabras enunciadas por esta clase pura, piadosa, que eran los fariseos de su tiempo, pero de alguna manera pierden toda autoridad, porque su testimonio de vida no es coherente con lo que ellos predican o anuncian. Y en un segundo momento Jesús propone una nueva forma de autoridad al decir tajantemente: “El que quiera ser el primero entre ustedes, sólo puede ser tal si es servidor y el último” (esto es, si es un servidor humilde de los demás). Y hace una severa advertencia: “El que se enaltece en este mundo será humillado, pero el que se humille será enaltecido”. Como Jesús subvierte, revoluciona, contradice las categorías religiosas, las categorías de comportamiento humano que había en su tiempo, y muestra que la verdadera religiosidad, no es de formas cultuales o externas de pura apariencia o formalismo, sino que la verdadera religiosidad es la vida recta, la vida íntegra, la vida de amor y servicio que sólo nace de un corazón limpio, inspirado por Dios. Con el salmo responsorial de este día reconozcamos: ¡Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios! Que el Señor no nos reclame como dice el salmista: ¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que detestas mi enseñanza y te hechas a la espalda mis mandatos? Y nos vuelve a repetir el salmista: “Sólo al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios” Que el Señor te bendiga en este día, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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